Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 140 millones de mujeres en el mundo han sido víctimas de la ablación genital, una práctica macabra en algunos países por causas económicas (se aumenta la dote de una novia mutilada), religiosas y culturales que nunca podremos entender. En ese “algunos países” cabe Colombia, por cuenta de la comunidad indígena emberá chamí en el departamento de Risaralda.
La ablación consiste en la extirpación total o parcial de los genitales de niñas y jóvenes entre 4 y 14 años, por razones profundamente arraigadas en aquellos lugares, pero evidentemente equivocadas todas: para mitigar la sexualidad femenina, como iniciación de las niñas en la edad adulta; para aumentar la fertilidad y garantizar partos...