Por Nora E. Pérez
En temporadas como las de Navidad y año nuevo, cuando hay un desplazamiento masivo de turistas a lugares campestres, suele ocurrir que las personas no alcanzan el objetivo deseado de descansar en paz.
Más que tranquilidad y sosiego, se encuentran con ruido, escándalo y algarabía hasta el amanecer, como si hubieran llegado a una discoteca al aire libre. Muchos que buscamos descanso y silencio nos tenemos que aguantar a los vecinos parranderos que no les basta con su fiesta desbordada, sino que la hacen sentir a la fuerza a los vecinos, muchos de ellos campesinos que deben madrugar para atender las labores del campo, o personas de mayor edad.
Es muy sencillo decir que es cuestión de conciencia ciudadana y de respeto por los otros,...