A todos se nos mueren los amigos. Ayer, hoy, mañana. Tiene razón el escritor valluno-envigadeño Luis Miguel Rivas: “Los amigos míos se viven muriendo”. Así reza el título de un cuento suyo, que sirve de título al excelente libro de relatos que le publicó Eafit hace ya algunos años.
Me llama la atención esa extraña construcción “se viven muriendo” que usa el autor, con el sinsabor que deja el juntar los verbos vivir y morir. El hombre no solo está destinado a morirse, y acaba muriéndose el día menos pensado o en un día señalado, sino que se vive muriendo minuto a minuto. Es la vida. Y es la muerte.
Pues a mí, como le ocurre y le ha ocurrido a muchos, se me murió un gran amigo el pasado fin de semana. Aunque a su edad no hubiera debido sorprender,...