Por ÓMAR FLÓREZ VÉLEZ
La comprensible inconformidad ciudadana con la creciente ola de corrupción pública y privada -un desafío permanente a los órganos de control y a la administración de justicia-, motiva una autocrítica.
Es preocupante que muchos casos se conocen gracias a la responsable y valerosa labor investigativa de algunos medios de comunicación y a la tarea de autoridades judiciales de Estados Unidos; esto sugiere la necesidad de introducir severos, eficaces y urgentes correctivos. No actuar estimula comportamientos delictivos y seremos una nación sin futuro y censurada por la comunidad internacional.
Con la corrupción no se fortalece la democracia ni progresa la economía ni se derrota la pobreza ni se mejora la calidad de vida de la...