Por CARMEN LUCÍA DE FERNÁNDEZ
El pasado jueves 23 de noviembre, el columnista de EL COLOMBIANO Diego Aristizábal escribió una interesante reflexión sobre los sentimientos que le embargaron al entrar en un restaurante en Medellín y toparse con alias “Popeye”, antiguo sicario del cartel de Medellín. Dice Aristizábal que esa imagen le quedará marcada, pues al que asesinó y puso bombas hay quienes se le acercan a pedirle autógrafos y fotos. Manifiesta su rechazo moral y que “no me cuadra en la cabeza que alguien que se vanagloria de los crímenes cometidos pueda volver a tener una vida ‘normal’”. Seguramente por falta de espacio el columnista, y otros que han escrito de lo mismo, no extienden sus consideraciones morales al desafío que a todo el país...