El país entero lloró a los policías asesinados vilmente por la guerrilla aún viva a pesar de los llamados acuerdos de paz. De acuerdos no tienen nada, fue una entrega contra la patria, la paz todavía la esperamos.
Los colombianos, todos, se han dado cuenta de que fuimos engañados, que fue una entrega total para aparecer ante el mundo como el hacedor de la paz y, como premio, recibir el Nobel como trofeo para mostrarlo. Seguimos con la violencia contra las comunidades, continúan los ataques a las fuerzas del orden, los cultivos ilícitos han crecido geométricamente para enriquecer a los jefes guerrilleros, los oleoductos sufren otra vez las voladuras para contaminar las aguas y acabar con las tierras cultivables, los disidentes de las Farc en el Congreso y el grueso del grupo guerrillero en el monte, en Venezuela y cuidando los cultivos ilícitos. Sus colegas del Eln en Cuba, en el monte y en las ciudades apelando al terrorismo como lo han demostrado contra los policías en sus cuarteles.
El pueblo protestó como tiene que hacerlo cuando se ve amenazado o cuando atentan contra la patria en sus entidades más queridas. Las marchas, organizadas de un día para otro en las ciudades de Colombia, nos mostraron que el pueblo quiere y apoya a sus policías y a todas las fuerzas del orden. Salieron a marchar y a protestar hasta los dirigentes de extrema izquierda al lado de dirigentes de los otros partidos. Robledo, Fajardo, Claudia y los líderes de la izquierda hicieron presencia con el beneplácito de los demás marchantes. Hasta Juanpa -como le gusta que le digamos- hizo presencia a pesar de ser él quien fortaleció a quienes atentaron contra los policías de la Escuela General Santander.
Sólo en Medellín se presentó un joven de 17 años con una camiseta insultante y de alto contenido político a pesar de que estaba advertido de que no se utilizara esa marcha para hacer política. Un joven que no había nacido o apenas contaba con un año de vida, que no era consciente de la época en que llegó a la presidencia el doctor Álvaro Uribe Vélez, que no sabía que en aquella época no se podía salir por las carreteras de la patria, que los alcaldes no podían gobernar desde sus propias ciudades, que los campos estaban abandonados, que, en definitiva, el presidente Uribe salvó la Patria. La camiseta era insultante y grosera, por eso la gente protestó y lo obligaron a salir. No faltaron informadores que protestaron por haberlo sacado de una marcha de protesta y sin contenido político.
Entre otras cosas, hay periodistas y políticos que tratan de descalificar a los presidentes que hoy critican la entrega que se hizo en el llamado acuerdo de paz y dicen que Pastrana, que Uribe y otros quisieron hacerlo y hablaron con la guerrilla, pero no lo consiguieron y que por celos con Juanpa -como le gusta que le digamos- se oponen ahora al tal acuerdo. Estos presidentes se dieron cuenta de que la única manera de firmar un acuerdo era entregándoles el país y prefirieron la Patria a la entrega.