Lo peor que podría hacer el Papa Francisco durante su viaje a Colombia del 6 al 10 de septiembre sería seguir haciendo llamados a la “paz y reconciliación” en Venezuela.
Eso es exactamente lo que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, quisiera. A Maduro le encantaría que el Papa reiterara sus llamados a un “diálogo nacional” en Venezuela: eso ayudaría a Maduro a desviar la atención internacional de sus últimas medidas para convertir a Venezuela en una dictadura, y haría que sus recientes violaciones a la Constitución se conviertan en un hecho consumado.
En las últimas semanas, Maduro ha recortado prácticamente todos los poderes de la Asamblea Nacional, el congreso nacional que la oposición había ganado por una avalancha de votos en las elecciones...