Mark Zuckerberg, creador de Facebook, reconoció hace un tiempo que las noticias falsas invadieron la red. Que la peligrosa mezcla de amarillismo y likes impulsa las mentiras para convertirlas en verdad. Dice que tiene a sus ingenieros trabajando en una solución que pueda revelar si una información no corresponde a la verdad pero que se multiplica exponencialmente como si lo fuera.
Es un problema gigantesco. Quizá uno de los más trascendentales de este maltrecho inicio del siglo XXI. La falsedad escondida en el formalismo del periodismo clásico le está dando una nueva forma al mundo. Se crea un hecho, rodeado de un contexto con algunos puntos unidos a la realidad y luego se titula de manera escandalosa. A la vuelta de unos cuantos clicks lo que...