Por Enric González
Dwight Ike Eisenhower es el tipo de presidente que uno añora en estos tiempos. Le gustaba jugar al golf y a las cartas, no leía mucho más que novelitas de Zane Grey y minimizaba sus éxitos y sus fracasos: según él, el mayor desastre de su vida fue que lo rechazaran en el equipo de béisbol de West Point, y su acto más heroico fue dejar de fumar. Tenía sentido del humor. Y dos virtudes extraordinarias: podía resolver problemas caóticamente gigantescos (el desembarco en Normandía, por ejemplo) y percibía las corrientes profundas de la historia. Era un conservador sin prejuicios ideológicos.
Sus métodos de organización y planificación han sido estudiados durante décadas en las escuelas de negocios. Él los resumía con una broma:...