El 10 de octubre los rectores, profesores y un inmenso número de estudiantes de las universidades públicas, y muchos de las privadas, llenaron las plazas de las ciudades de Colombia, inclusive colmaron la Plaza de Bolívar en Bogotá. Lo hicieron con razón y en todo su derecho.
Ante todo, debemos destacar que su protesta no solo es justificada sino que también fue pacífica y ordenada, con muy pocas excepciones, que ellos mismos condenaron y trataron de reparar. Fue muy diciente ver a los estudiantes limpiar las paredes y los buses que fueron manchados por unos pocos manifestantes, encapuchados, que pretendían crear el caos.
Una protesta pacífica de un número tan grande de estudiantes es algo que habla muy bien de esta nueva generación de colombianos....