No: no son las únicas.
La ola de denuncias de acoso sexual iniciada por mujeres con visibilidad en la esfera de lo público es un movimiento que se demoró en emerger. Y si bien es absolutamente necesario, no deja de tener riesgos: los más evidentes ante la opinión pública se concentran en una eventual “cacería de brujas”, así como en la posibilidad de una “cruzada puritana” que desate denuncias por cualquier tipo de acercamiento “sospechoso” a una mujer. Ambos han sido ya expuestos.
No obstante, el gran peligro de #MeToo es que su clamor sea efímero, una “moda”, cuando la verdad es que la mayor incidencia del abuso de poder por medio del acoso sexual no se da entre mujeres “visibles” y “famosas”. Las denuncias que provienen de personajes del perfil...