No soy el eco de los seudoargumentos de los “progresistas”, como se hacen llamar hoy los marxistas, que mientras queman carros o toman whisky en los cocteles capitalinos, repiten la falacia que volvió conocida la ong Oxfam, del 1 % de la población que supuestamente concentra la “riqueza” del otro 99 %, y cuyo cálculo es un vulgar sesgo de los datos y del concepto de riqueza.
El discurso de la “desigualdad”, convertido por los “progresistas” en su caballo de batalla para conseguir votos entre los menos favorecidos y los envidiosos, será el corazón de la campaña política de los “otrora” criminales que el acuerdo de impunipaz convirtió en inmaculados actores políticos.
Pero si vamos a jugar a la “desigualdad”, entonces hagámoslo como debe ser. En...