Alguna vez nos decía el ameno contertulio y agudo escritor, Álvaro Salom Becerra, que Colombia era la tierra de las frases de cajón. Que no solo abundaban sino que con ellas se hacían programas de gobierno tan inútiles como hueros. Y que al final de cuentas todos los propósitos se quedaban en palabras huecas y metáforas dulzarronas.
Ahora la moda de estas frases y más frases se reviven y se reencauchan cuando el país está asfixiándose en un laberinto de corrupción. El nuevo procurador Carrillo expresó que “la corrupción, no la guerra, es hoy la peor enemiga del país”. Aplausos. Y el presidente Santos, quien no lo hace mal para montar frases prefabricadas, sentencia que “la corrupción era un cáncer que ya hizo metástasis”.
A medida que las frases...