Por Luiz Inácio Lula da Silvaredaccion@elcolombiano.com.co
Hace dieciséis años, Brasil estaba en crisis; su futuro era incierto. Nuestro sueño de desarrollarnos para convertirnos en uno de los países más prósperos y democráticos del mundo parecía en peligro. La idea de que un día nuestros ciudadanos podrían disfrutar los cómodos estándares de vida de nuestros colegas en Europa u otras democracias occidentales parecía desvanecerse. Menos de dos décadas después de que la dictadura se acabara, algunas heridas de ese período aún estaban en carne viva.
El Partido Laborista ofreció esperanza, una alternativa que podría dar la vuelta a estas tendencias. Por esta razón, por encima de todo, creo yo, triunfamos en las urnas en 2002. Yo me convertí en el...