Con preocupación hemos constatado que la posibilidad de firmar un acuerdo de paz con las Farc y con el ELN ha radicalizado las posiciones y exacerbado los ánimos de quienes intervienen a favor o en contra del mismo. Si bien el debate sobre el proceso de paz es importante, legítimo y necesario, la discusión se ha convertido en un intercambio de agravios y descalificaciones cuyas consecuencias serán nocivas para el futuro del país y un pésimo precedente para las prácticas que adoptemos en próximos debates. Como ha ocurrido varias veces en el pasado, ese tipo de lenguaje ofensivo incita a la intolerancia y contribuye a la reactivación de la violencia y del conflicto armado.
Las personas que firmamos esta carta no compartimos las mismas ideas políticas....