Por: Jesús Eduardo Vélez Mejía
Cuando el fenómeno maléfico o diabólico en que se convierten cada ocho días las famosas barras bravas de nuestro país, uno no deja de preguntarse qué es lo malo que hemos hecho, o qué es lo que nos falta por hacer.
De las barras bravas sabemos quiénes las integran, cómo se financian, cómo se organizan, quién las defiende, quién las persigue y quién las rechaza.
Pero de las barras bravas también conocemos dolorosas actuaciones dentro y fuera del estadio. ¿Qué es lo que pasa que independiente de educación, normas y represión las cosas no cambian?....