Los avatares de la paz no han dejado comenzar la Navidad como corresponde. Estas son las horas en que altas cortes, Congreso nacional y Ejecutivo corren una maratón para ajustar leyes represadas. Tuvo que morirse un cantante para que sonara, como en otros años, música de estas épocas.
Gustavo “el Loko” Quintero enseñó a mal danzar a las generaciones del “chucuchucu”. Las orquestas de las que fue cantante e histrión bramaban en las cocacolas bailables, como se llamaban las inocencias de aquellas épocas cuando imperaba el pecado original.
Las muchachas no tenían problema, su género nace sabido en materia de danza. Los adolescentes temblaban. Menos mal que la coreografía no era complicada. Un balanceo en dos tiempos, repetido hasta el infinito en...