En los barrios de la parte más alta de las laderas de Medellín es posible percibir la desnutrición de los niños en la escasez y la opacidad de su cabello. En otras zonas de Bogotá y Cundinamarca, se advierte el hambre y el descuido en las enfermedades de la piel y en las dentaduras malformadas y picadas por las caries desde muy temprano. En los Montes de María y la Serranía de San Lucas los he visto de poca estatura, enjutos. En los alrededores de las selvas del Caquetá y Putumayo se les notan las barrigas hinchadas, tal vez por las colecciones que guardan de lombrices y amibas, y por las afecciones gastrointestinales.
Niños, todos. Muy enfermos, tantos. Por la falta de comida de calidad. Porque no les administran nunca una pastilla para desparasitarlos,...