Los primeros discípulos de Jesús confundieron inicialmente a su Maestro con un líder que no sólo los libraría de la dominación romana que padecían, sino que además les daría a ellos, sus elegidos, una cuota importante de poder en el “reino” que les había dicho que venía a establecer.
Por eso, para que se bajaran de esa nube, Jesús les anunció lo que verdaderamente implicaba el cumplimiento de su misión como Mesías (Marcos 9, 30-37): entregar totalmente su vida como consecuencia de solidarizarse hasta lo último con los pobres, los oprimidos, las víctimas de la injusticia y la violencia.
Y cuando sus discípulos discutían quién de ellos era el más importante, Jesús les dice: “el que quiera ser el primero, deberá ser el último de todos” ¿Cómo? Pues...