El portugués António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, aseguró el jueves pasado que la tensión entre Washington y Moscú nos llevaba a las puertas de una nueva guerra fría. Solo 24 horas después Donald Trump ordenó un bombardeo contra centros científicos y de almacenamiento de armas en Damasco con el objetivo de, según sus palabras, disminuir la capacidad del gobierno de Bashar Al Assad al que acusa de ataques químicos contra su población.
A pesar de ambos hechos, advertencias nerviosas por un lado y acciones militares por el otro, parece que la consolidación de un nuevo escenario de bipolaridad dista mucho de lo vivido en la segunda mitad del siglo pasado. Ni el mundo es ahora igual a aquel que emergió de la posguerra en el...