Aunque se hagan comparaciones entre el deporte y la política, entre los resultados del fútbol y los de las elecciones, está mostrándose que menos de una semana antes de la segunda vuelta para la votación presidencial no tiene ninguna lógica presumir que, así como el Nacional perdió antenoche el torneo después de haber sido con enorme ventaja el mejor equipo, el domingo obtendría la mayoría el candidato que perdió en la primera ronda por la abultada diferencia de dos millones setecientos mil votos.
Todas las encuestas pronostican la repetición de la superioridad de Duque sobre su oponente Petro. Sí es obvio que ni los que van perdiendo tengan por qué aceptar por anticipado la derrota, ni los que van ganando deban sentarse sobre los laureles. Pero...