“Señora jueza, si la sentencia es condenatoria usted tendrá más miedo de leerla que yo de escucharla, porque usted sabe que soy inocente”, le dijo Leopoldo López, el líder opositor venezolano injustamente encarcelado hace dieciocho meses, a su verdugo. Ingenuo, digo yo, porque seguro que Susana Barrientos, quien lo condena, no perderá un minuto de sueño por su tropelía. La “justicia” en Venezuela, la “justicia” del socialismo del siglo XXI, es servil y abyecta. Depende política e ideológicamente del Palacio de Miraflores y no pretende hacer justicia, dar a cada uno lo que le corresponde, sino ser instrumento de la revolución, martillo contra la oposición y disuasión ejemplarizante a quienes cuestionan el sistema.
Que la separación de los poderes,...