De todas las preguntas que formulan los niños, tal vez la más complicada para responder con argumentos sólidos (en especial en un lugar tan violento como Antioquia) es por qué no devolverle el golpe a un agresor.
Hoy, el “defiéndase como un macho, mijito” recoge su cosecha tras décadas de siembra: gente que dice sin ruborizarse que su familia le ha pagado a cooperativas o a “personal asociado al Ejército” (cualquier cosa que eso quiera decir) para que “cuiden” sus fincas. “¡Ahhhh! Es que si el Estado no cumple nos tenemos que defender”.
Hay quienes sitúan el origen de este discurso en la década de 1960, cuando lo cierto es que fue legitimado por la institucionalidad a partir de la creación de las Convivir.
El paramilitarismo se nutrió del dinero...