Si es cierto como afirma el fiscal general Néstor Humberto Martínez que la multinacional brasilera Odebrecht financió las dos campañas que pasaron a segunda vuelta en la elección de 2014, alterando los resultados de una encuesta para inflar la imagen del presidente Juan Manuel Santos, estamos ante un caso de absoluta ilegitimidad del gobierno y de fracaso de la institucionalidad que no fue capaz de identificar ni tomar correctivos oportunos ante las faltas cometidas, sino que esperó a que desde EE.UU. le llegara la presión para actuar.
El matrimonio perverso entre contratistas del Estado, encuestadoras, agencias de publicidad , politiqueros, maquinarias políticas y clientelares, se está llevando de por medio la credibilidad ciudadana en las instituciones...