Pobre de la moda, bendita la moda, al vestirnos, cada uno la asume e interpreta a su antojo, así, resolvemos y construimos una identidad que nos reafirma, comunica y distingue con y frente a los demás, lo que nos permite ser distintos, para “integrarme a mis iguales”. Quizás por cercana y cotidiana, la sentimos, y opinamos de ella, algunos con conocimiento. La moda, también ha ayudado a construir un imaginario de ciudad, que ofende o llena de orgullo, según como se mire.
Todos los números de un evento como el que acaba de vivir Medellín son enormes, ojalá sean ciertos, por fortuna parecen crecer año a año. Ya alguna vez nos dijeron que el sector iba a ser de clase mundial, ¿lo recuerda?, no lo logramos, también nos sugirieron (solo por una...