Cuenta el padre Carlos E. Mesa en su libro sobre Santa Laura Montoya, que la misionera había buscado por muchos medios la presencia de los indígenas del Pital en la escuelita que la santa tenía en Dabeiba para evangelizarlos.
Por esa época una horrible plaga de langosta tenía asolada esa región del Occidente antioqueño, comiéndose todos los sembrados de los indígenas y arrasando con todo.
Cierta mañana llegó Juan, un jefe indio y le dijo a la madre:
--¿Vos muy amiga de Dios? ¿Dios a nosotros hizo? ¿Y si Dios quiere a los indios, por qué mandó angosta?
La santa le dijo a Juan que Dios mandó la langosta porque los indios no iban a la escuela.
--Madre, si vos quitás angosta, con tu Dios, yo traigo indios a tu escuela.
Al domingo siguiente se apareció...