En medio de las tragedias de cada día, de los fracasos de la vida, de la vejez y el deterioro del cuerpo y de la existencia, hay que tener el valor de no embelesarse en lo oscuro, lo lúgubre, lo doloroso e irreparable y mirar de frente o husmear en el aire motivos de luz para seguir viviendo.
Tal vez lo primero que tenemos que hacer es recuperar el sentido y la emoción del asombro. A pesar de todos los pesares, en medio mismo de esos pesares, es bueno situarse en un recodo de la vida y mirar, observar, indagar, preguntar el porqué de las cosas, de lo que ocurre.
Uno no se debe salir de la vida para encontrar la vida, sino echar a caminar por ella sin miedos. Cada paso que golpea el piso es una interrogación, cada roce del pie con la tierra es...