En el tercer milenio los adolescentes no sólo viven sacudidos por la metamorfosis que sufre su cuerpo, los cambios abruptos en su estado de ánimo, la necesidad de ser aprobados por sus pares, las luchas de poder con sus mayores, los amores no correspondidos y la ansiedad respecto al futuro que les espera, como es usual en esta etapa de la vida.
Ahora tienen además que lidiar con la angustia que les produce darse cuenta de que las generaciones que les preceden y que se suponen liderar sus vidas son a menudo adultos inmaduros, inestables y tan confundidos como ellos. Esto explica por qué tanto se escucha a los jóvenes afirmar que “los adultos no saben qué hacer con nosotros”.
Se dan perfecta cuenta de lo perdidos que están sus padres y se sienten...