Amable lector. Los seres humanos envejecen, también los animales, los árboles y las cosas. En cambio, el Estatuto Tributario, cada año se rejuvenece.
Alguien con un poco de imaginación podría semejar el Estatuto a la figura de una mujer. Antes de las reformas de los años 2012 y 2014, se podía describir como una persona de cara adusta, por no decir vinagre, con exceso de kilos, que cuando hablaba no era fácil entenderla, entre otras cosas, por extenderse más de lo preciso.
En el 2012 se le hizo una cirugía no solo estética sino radical. Con esta intervención sus rasgos cambiaron. Se engordó mucho más, pero lo peor es que a partir de entonces casi nadie entiende lo que dice. El ministro de Hacienda, que es como el padre de esta criatura, al final...