Es aquel del que todo lo que puede decirse es cierto. La abominación absoluta y la exaltación delirante. Porque el grado superlativo es el único que se le acomoda. Tirano asesino o héroe de los desheredados. Sin grises. O todo o nada. Él mismo lo forjó en piedra: “patria o muerte”.
En su nombre está marcado este destino. El de pila, Fidel que significa fiel, como confianzudamente lo llaman sus adoradores. Castro, el apellido gallego paterno, que esconde una etimología proveniente del verbo castrar. Tal vez por eso así prefieren señalarlo sus aborrecedores.
Es asombroso que haya logrado erigirse como amalgama vitalicia de los dos extremos. Habría que cambiar su lema por este otro: “patria y muerte”. En efecto, la patria es el pueblo, la tierra,...