Díganme cavernícola, retrógrada, mamasanta o como prefieran, al cabo que ni me importa, pero saber que hay un movimiento activista pedófilo al que algunos citan como “de amor hacia los niños”, me revuelca el estómago y me arruga el corazón.
La pedofilia es la atracción romántica o sexual de los adultos hacia los niños, muy cercano a la pederastia. Quienes la ejercen, pretenden ser vistos como angelitos de la guarda, no como criminales, y piden aceptación cultural para ejercer libremente su derecho al placer. Alegan algunos que como el objeto de su “amor” no se opuso, simplemente se da por entendido que lo consintió. ¿Sí?, ¡cómo no moñito! Lo que no dicen es que esos niños a los que les “dan amor” a veces son tan pequeños que ni siquiera hablan,...