Ojalá me equivoque, pero pareciera que estamos en los preámbulos de una fuerte y peligrosa confrontación chino-estadounidense con distintos campos de batalla.
La renegociación del Nafta, para unos más una cirugía plástica que un trasplante de órganos, puede verse de varias maneras. Una es que Trump negocia ruda y agresivamente para obtener ventajas en un “nuevo acuerdo”, que pareciera ser su verdadero objetivo, pero vendiéndolo como el cumplimiento de sus promesas de campaña y dejando la imagen que es EE. UU. quien pone las condiciones y no quien las acepta. Otra versión plantea que el Nafta, así como los acuerdos con Corea del Sur y eventualmente con Europa, son objetivos menores para Trump, que una vez resueltos, le permitiría enfilar todas...