Como suelo hacerlo a punto de empezar las vacaciones, comparto un par de historias que surgen Desde el cuarto:
Soledades y videojuegos
Hace muchos años, un amigo aficionado a los videojuegos me contó que después de largas jornadas frente al televisor, superando mundos con la paciencia y la misma curiosidad que tiene una hormiga para encontrar caminos y salidas, sus padres le tocaban la puerta del cuarto y le daban la orden de apagar el Nintendo. La orden casi nunca era aceptada de inmediato, casi siempre tardaba un par de instantes mientras concluía ese fragmento que apenas comenzaba a explorar.
En la noche, cuando transcurría el sueño, él sentía que en las paredes de su cuarto estaban atrapados los personajes de los videojuegos, oía sin dificultad...