Las ovejas de Jesús son aquellas que reconocen y escuchan su voz, que lo siguen. Nadie puede comprender a una persona sin una elemental simpatía hacia ella. Es una verdad que aparece siempre en el discurso del Buen Pastor. Aquellos que intentan con plena sinceridad y verdad un conocimiento de Jesús y una adhesión a sus palabras y obras, terminarán por creer, por tener el verdadero testimonio de sí mismos (1 Jn 5, 10); un testimonio no deducible de puras premisas de la lógica humana.
No se trata de un conocimiento teórico, sino de un conocimiento profundo, de una comunión de vida y amor, de una relación de amor entre Jesús y el creyente. Estas ovejas reciben de Jesús la vida eterna. Es el Pastor que da la vida por las ovejas. Es la “vida eterna”...