El fracaso de Colombia y los colombianos como país resuena en cada árbol que cae en nuestras selvas.
Con cada tronco caído se van extinguiendo otras formas de vida, nuestra mayor riqueza según repiten gobernantes y políticos como loras en cualquier foro mundial porque nada se hace para protegerla. O tan poco que se está perdiendo la batalla.
En 2017 aumentó la deforestación. Se talaron 220.000 hectáreas, la mayor parte en la Amazonia y así y todo esta aún posee el 66 % de los bosques nacionales. Es decir, el resto del país, salvo parte del Chocó Biogeográfico y uno que otro parque nacional, es un peladero.
No es exageración. Quienes viajan en avión lo ven. Y por carretera a duras penas se observan las crestas de algunas montañas con vegetación...