¿Por qué será que toda escena filmada a escondidas, entre sombras claro-oscuras, con grabación entrecortada y arenosa, tiene un tufillo sórdido, como si fuere algo corrupto? Más aún, cuando en esa grabación hay intercambio de rollos de billetes que se guardan en bolsas de plástico, al mejor estilo de las filmaciones que se hacen de transacciones entre mafiosos o narcotraficantes.
Esto es precisamente lo que sucede con la grabación presentada ante el Senado de la República, el 27 de noviembre, por la senadora Paloma Valencia, que ya todos hemos visto y revisto, en las cuales el senador Gustavo Petro, con un gran contentillo, acaricia fajos de billetes que recibe de una mano sin nombre y, luego de acariciarlos y manosearlos, guarda en una bolsa...