Después de estar mucho tiempo sin viajar, viviendo feliz en medio de mis montañas, esta semana sobrevolé cuatro veces en un avión el mismo lugar donde perdieron la vida más de 70 pasajeros que viajaban hacia Medellín con el equipo brasileño de fútbol Chapecoense para participar en la final de la Copa Suramericana.
La primera, lo hice el lunes 28 de noviembre, pocas horas antes de la tragedia, cuando el avión que traía a los futbolistas y a sus acompañantes ya había partido de Bolivia, y se hallaba en mitad de camino hacia el aeropuerto de Rionegro. Yo iba hacia Cali a un encuentro con los estudiantes de periodismo de la Universidad del Valle que están celebrando los 25 años de vida de su periódico La Palabra. El avión sobrepasó el Cerro Gordo...