Por DANIEL PATTERSONredaccion@elcolombiano.com.co
Me presentaron a Anthony Bourdain en 1999, en una comida en la casa de la escritora Paula Wolfert. No a él exactamente, sino sus escritos. Era tarde en la cena, la mesa estaba llena de platos y botellas de vino vacíos, cuando de repente la Sra. Wolfert se levantó y salió corriendo del salón. Regresó con una copia reciente de The New Yorker y empezó a leer en voz alta su ahora legendaria historia, “No coma antes de leer esto”, en la que detalla las realidades de una cocina profesional con humor negro y precisión científica. Era eléctrico. Ninguno de adentro jamás había escrito sobre cocinas profesionales de manera tan honesta y abierta.
El artículo y el hombre que lo escribió cambiaron todo - para...