En Colombia hay una creencia equivocada que supone que los problemas se solucionan con más leyes, ministerios y comisiones de expertos y eso no hace más que posponer las verdaderas soluciones. Ante todo se necesita tener un propósito y ese debe ser el progreso y el bien común de todos los colombianos. El exceso de códigos, normas y demás, nos ha convertido en un “Estado leguleyo”, que en lugar de estimular y promover a los ciudadanos y los empresarios, los frena y los agobia cada vez más en beneficio de quienes saben aprovechar las “ambigüedades jurídicas” para su provecho particular.
Ni siquiera el boom mediático de casos aberrantes como la violación y asesinato de Rosa Elvira Cely sirvió para sacar adelante el proyecto de prisión perpetua de...