La globalización está en jaque después de décadas de hacernos creer que el mundo es uno solo. Tras una poderosa campaña mediática las multinacionales han pretendido ‘demostrarnos’ que la globalización es el camino. Pero los acontecimientos hacen que Europa y Estados Unidos quieran evitar todo lo que huela a musulmán, mientras los musulmanes pretenden esparcir su aroma por todo el mundo.
La globalización es una farsa; solo es una estrategia de mercado que pretende unificar los gustos para ampliar las ventas de las multinacionales. Pero es innegable que las culturas locales, en cualquier lugar del mundo, prefieren que ‘los otros’ se adecúen a ellas.
¿A estas alturas de la historia humana qué se puede entender como ‘global’? Lo común a todos es aquello...