Hay que respetar lo pactado con las Farc, dicen los del equipo negociador de Santos.
Se equivocan. No hay ningún motivo para respetar lo pactado por las Farc. Primero, porque la negociación la hizo una camarilla en secreto y sin apoyarse en expertos que podrían haber contribuido decisiva y positivamente. Segundo, porque la mayoría votó en contra de ese acuerdo en un plebiscito al que, además, se le habían torcido las reglas para favorecer al gobierno y a las Farc. Tercero, porque después de perder el plebiscito Santos tuvo la oportunidad de crear un gran frente nacional en torno a la paz y superar la polarización social y política que él mismo había sembrado desde la campaña del 2014, cuando acusó a sus contradictores de “enemigos de la paz”,...