Mauricio Restrepo G.
En su afán de conseguir recursos a cualquier costo, el Gobierno Nacional intenta de nuevo vender Isagén, sin medir las consecuencias económicas, ambientales y sociales que esta descabellada decisión le ocasionaría al país. Lo que le interesa al presidente Santos es tener plata en caja, y sale a feriar uno de los patrimonios más valiosos de la nación como lo es la eficiente y rentable generadora de energía.
Isagén y EPM son las empresas que en los últimos años le han apostado al desarrollo de los megaproyectos de energía hidroeléctrica en el país, por eso la importancia de conservarlas como entes públicos y reguladores del sector energético.
Aunque la fecha para la venta de la compañía no está definida, lo cierto es que se estableció un nuevo plazo a los inversionistas para que presenten la documentación. Lo que significa que la subasta de la tercera generadora de energía eléctrica del país no ha dejado de caminar un solo día, así se haya suspendido en meses anteriores.
Lo peor es que las empresas colombianas que inicialmente mostraron interés, quedaron por fuera de este negocio, lo que hace irremediable que la entidad quede en manos extranjeras, que tomarán control de las 23 mil hectáreas de bosque y espejos de agua, todo un patrimonio ambiental del país que quedará en poder de foráneos.
Por tanto, no es nada alentador el panorama mientras que no se sabe a ciencia cierta en qué se invertirían los miles de millones de pesos que se recibirán por Isagén, y si ese dinero se revertiría en un mayor beneficio social y económico para el desarrollo de nuestro país.
Recientemente, el Gobierno Nacional se vio obligado a aplazar inversiones por 4,8 billones y a recortar en 1,2 billones el presupuesto de funcionamiento, lo que hace advertir que al verse con un gran caudal de dinero producto de esta absurda subasta, no tendría ninguna mesura en aumentar el gasto público.
Con esta negociación no solamente se le está entregando a un inversionista privado la infraestructura que tiene Isagén en sus centrales hidroeléctricas y sus plantas de generación térmica, sino el agua que alimenta los embalses de dicha empresa. En otras palabras, el Gobierno estaría vendiendo los recursos naturales de la nación.
Cabe destacar, que con la entrada en funcionamiento de Hidrosogamoso, Isagén genera ahora el 21 % de la energía que produce el país, potencial energético que pasará a manos de extranjeros, quienes podrían aducir que los precios de la energía no compensan las millonarias inversiones hechas por ellos al adquirir la compañía, y regular a su acomodo los precios y la calidad en el servicio. Por eso, una vez más, qué despropósito la venta de Isagén.