Es martes, después de la cuatro p.m. en una mesa de centro comercial. Alrededor la gente carga regalos y unos niños en vacaciones son perseguidos por la niñera mientras mamá envía besos fríos por Whatsapp. Es el momento previo a un café y unos abuelos conversan detrás, una pareja se mira a los ojos y una mujer en la mesa contigua pide a su amante: “en esta época no me aburras con problemas, para eso está tu mujer”. Mientras el señor de la fila insiste en pagar mi cuenta, aparece un grupo de renos caminantes de peluche. Cerca hay un tapete blanco de felpa que quiere parecerse a la nieve, un árbol navideño monumental y osos polares mecánicos: es diciembre.
Aunque el calor del trópico se apodere de la tarde en cielo azul, la decoración quiere hacernos...