Confieso que no vi el video de las chicas peleadoras en el que una le corta el pelo a la otra a punta de cuchillo y luego, como si fuera un trozo de mantequilla, el cuchillo se “desliza” dentro del cuerpo de la única valiente que se atreve a intervenir para tratar de evitar, quizá, un desenlace fatal.
Y no lo vi, a pesar de que me llegó no una, ni dos ni tres, sino como veinte veces, porque no soporto siquiera los predecibles videos de las bromas pesadas, de las caídas inevitables de los que se golpean solos contra el mundo, o aquellos de la gente que otros golpean, hieren, matan o ridiculizan sin compasión. Pero no hicieron falta las imágenes porque los comentarios adjuntos se encargaron de la composición de la escena.
¿Qué nos pasó, sociedad?...