En esta crisis con Venezuela, se ha demostrado la soledad de Colombia. Ningún país la ha apoyado abiertamente, cuando el conflicto ya tiene el sello de tragedia humanitaria. Imágenes del éxodo forzado, de expulsiones brutales, denuncias sobre abusos sexuales, le han dado la vuelta al continente. Este, en el mejor de los casos, sale con declaraciones babosas.
Esa soledad hiere. No solo por la explicable ausencia de apoyo de la porción americana manchada por la impronta chavista, sino por la de naciones menos aventureras. ¿En dónde están las voces francas y solidarias de México, Perú, Chile, socios de la Alianza del Pacífico? ¿No les importa el infortunio de los colombianos echados de sus modestas viviendas, arrasadas por las retroexcavadoras del...