En estos días que he tenido la oportunidad de recorrer lentamente los laberintos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), he descubierto muchas cosas: pequeñas editoriales bellísimas que abren páginas en medio de los monstruos editoriales de siempre, historias que uno empieza en un libro elegido al azar y concluyen en otros que uno suma en la medida que se valora el asombro.
En la FIL, uno puede encontrarse a Paul Auster evocando a sus maestros literarios pero a la vez, en un escenario más íntimo, un diálogo sobre el amor entre los escritores Almudena Grandes y Luis García Montero, de cómo un poema es más que suficiente para fijar la eternidad, el sentimiento que se renueva con la delicadeza de las palabras en el acto mágico...