En una de estas tardes oscuras del invierno me encontré con Dios y nos sentamos a conversar un rato largo. Fue una conversación tranquila y amigable en la que Él contestó varias preguntas que me atreví a hacerle, en medio de un profundo respeto. La ocasión había que aprovecharla.
Sabes Dios, no entiendo por qué hiciste al hombre libre, incluso para hacer el mal. ¿No hubiera sido más benéfica la libertad solo para el bien?
Depende de lo que entiendas por libertad. Libertad es tener la opción entera, sin recortes. Pero para que no me sugieras que hice las cosas mal, le di al hombre la conciencia que le permite conocer lo que está bien y lo que no, pero sin tocar su libertad.
Dios, y ¿qué es lo que más te sorprende de los hombres?
Sus contradicciones....