En algún momento entre la visita del Papa a Colombia y la publicación del último libro de Javier Marías se desarrollaron tres huracanes en el Caribe y México registró el terremoto más fuerte de su historia. Hace nada estábamos rezando por Houston, y viendo con incredulidad cómo Korea del Norte probaba un misil que sobrevolaba Japón. Trump anulaba el programa de DREAMers y los musulmanes Rohingya huían de Myanmar hacia Bangladesh escapando de los budistas nacionalistas que arrasan sus aldeas. Hay algo de Deja Vu en todo esto, como si fuera un Apocalipsis anunciado o ya vivido, como si la única convicción del ser humano, la única certeza es que el mundo algún día tiene que acabar.
Incluso con esa sensación de finitud, con esa convicción de cataclismo...
