La sentencia que emitió, por mayoría, el ocho de junio de este año la Sala de Apelaciones de la Corte Penal Internacional en el caso de la República Centroafricana, que revoca la condena a 18 años contra Jean Pierre Bemba Gombo, es un interesante documento para evaluar la forma como las discrepancias sobre la valoración de la prueba y los alcances dados al instituto de la responsabilidad del superior (o del mando), pueden conducir a la absolución o a la condena de una persona. Ese examen es más interesante cuando se recuerda que el escenario de esa absolución es la criticada justicia penal internacional que, como tantas veces se ha dicho, se encuentra en un estado prebeccariano y ha sido establecida para juzgar a líderes del “tercer mundo” derrotados...