Las estrategias políticas y electorales que promueven la polarización tienen muchas cosas en común: la explotación de las emociones, la oposición entre el bien y el mal, la absolutización de la enemistad, la inflexibilidad en las posiciones, el radicalismo en las palabras y en los actos. Y –desde la izquierda o la derecha– el obstáculo es el mismo: el centro político. Los representantes del centro político son el blanco preferido de los extremistas, que solo se reconocen mutuamente. Los bandos que ven en la polarización su mejor forma de crecer y de aumentar sus probabilidades de triunfo necesitan destruir el centro.
Esto se sabe bien en la táctica militar. Hay que barrer el terreno entre los dos ejércitos, hay que destruir todo aquello que...